En Argentina, los contratistas rurales son responsables por más del 80% del componente de labores de la producción granaria. Su trabajo consiste en la prestación de servicios agrícolas a terceros de diferentes tipos, como son los trabajos de siembra, protección de cultivos y cosecha, entre otros.
Los contratistas agrícolas argentinos constituyen el brazo multiplicador de la producción y tecnología de la agricultura del país y se han transformado en fundamentales factores de la vasta producción granaria argentina.
Han movido las fronteras agrícolas, llegando hasta las los límites mismos de la Argentina, desarrollando sus actividades muchas veces en los países vecino. Son además, los principales inversores en maquinaria e implementos para el agro. Los contratistas manejan con experiencia y oficio su actividad.
Su profesionalidad le permitió desarrollar un modelo de alta eficiencia en la utilización de herramientas y equipos para la prestación de servicios rurales. El perfil y las características de los mismos están muy vinculados al tipo de requerimientos que exige hoy en día el modelo económico imperante a nivel nacional, haciendo de su flexibilidad y adaptación a las diferentes situaciones una característica inconfundible de esta figura del agro y su actividad.
La historia de los prestadores de servicios agrícolas es muy amplia. Aunque su presencia se remonta a los inicios de la explotación agropecuaria extensiva, su importancia se hace visible a finales de la década del ’50.
Con cambios en el mercado de arrendamientos y el desarrollo de la producción agrícola. Se ve así favorecida la consolidación de la actividad de los prestadores de servicios agrícolas, luego conocidos como “Contratistas Rurales”. Existe un consenso general en que su origen responde a la figura del pequeño productor con maquinaria agrícola que, contando con una reducida explotación, decidió ampliar su terreno laboral incluyendo tareas de servicios para terceros como actividad secundaria, la que luego en muchos casos pasó a ser principal.
Este paso se revirtió posteriormente, siendo los contratistas de servicios los que se volcaron a la producción mediante el arrendamiento de campos. La estructura agraria argentina actual está sostenida por la acción de los prestadores de servicios rurales, sus conocimientos y la aplicación de los mismos a través de las más tecnificadas herramientas, las que sólo pueden ser explotadas en forma viable a nivel económico cuando se utiliza a gran escala y en forma eficiente como lo hace el contratista rural.